domingo, 9 de julio de 2017

Hice de aquella carta un bollito y la arroje a la calle con rabia, mientras el agua de la feroz tormenta invernal se lo llevaba me quedé pensando en la etapa que culminaba en ese instante de mi vida. Caían despacio mis primeras lágrimas sobre mis mejillas. No quería asumir el mensaje escrito con tan fría formalidad en aquel papel.
Totalmente mojada regrese al interior de mi casa y en mi cabeza aún lo veía sonriéndome como siempre y hablando con su particular gracia, la cual lo hacía una persona tan agradable, que era querido por todos. Pero yo no era una más en ese “todos”. Mi amor fue genuino desde que apareció en mi vida. Su existencia había cambiado mi rutina y mi forma de enfrentar cada obstáculo. El era por quién mi corazón latía cada mañana al despertar y por quien lograba conciliar el sueño en las noches con mi conciencia tranquila, sabiendo que lo mejor de mi lo depositada en el.
Sus abrazos me re-conquistaban cada vez que peleabamos y su optimismo me ayudaba a seguir adelante. Nos entendíamos tan sólo mirándonos a los ojos, nuestro amor era recíproco y así yo me sentía segura y valorada. Nunca fui tan influyente en la vida de una persona como en la suya. Él seguía mis consejos confiando plenamente en ellos como si lo que le decía fuera palabra Santa.
Mi desesperación al saber que no volvería a entrar por la puerta de nuestra casa derivó en impotencia y bronca. ¿Porque te fuiste de mi vida? Mi retórica pregunta me hacía temblar el labio. Tantos momentos y emociones vividas juntos, y yo aún sin entender nada, nada porque no había una explicación.
Lo extraño horrores y lo pienso cada Día aún sabiendo que mi vida y la suya no se volverán a cruzar más que en sueños y recuerdos.
Hiciste lo que creías correcto y yo te dejé marchar deseándote suerte con un nudo en la garganta la última vez que te vi.
Hoy mi mayor deseo es que en donde te encuentres, tu alma descanse y seas feliz.
¡Te amo para siempre hijo!

- Relato de una madre soltera al recibir la noticia que su único hijo habia fallecido en combate.

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