jueves, 14 de mayo de 2015

Cambiamos al final, amor por soledad.

No eras tu;
Era tu aroma especial,
Tu sonrisa encantadora,
Tu simpleza viva,
Tu elegancia al andar,
Tu cabello ondeante al viento,
Tu pequeña nariz,
Tu serena manera de hablar,
La paz que trasmitías,
La calma de tus ojos,
La caricia inmaculada,
La voz que me llamaba,
La tibieza de tus manos,
La grandeza de tu corazón.
No era yo;
Era como te veía,
Como te sentía mía,
Como te concedí tus caprichos,
Como te di cada minuto del reloj,
Mis platicas poco interesantes,
Mis poemas de amor por demás melosos,
Mis fotos contigo, excusa para abrazarte de más
Mis ilusiones rotas, ahora que te vas.
No soy yo hoy;
Hoy soy la arena que se lleva el viento,
El agua del arroyo que corre y no frena,
La flor marchita que espera la lluvia,
El corazón hecho añicos,
la razón, que no entiendo,
la lógica, que perdí en el camino
la brújula, que no apunta al norte
la sensación de vacío constante.
No eres tu hoy;
Ya no estás y solo se amarte,
Y solo quiero sentirte,
Recuperarte,
Re enamorarte,
U olvidarte; para siempre.
Matías Soto.

lunes, 11 de mayo de 2015

Pasos.




"Ser valiente no significa que no tengas miedo. De nada vale insistir, si no hay ojos que miren; que realmente vean tu alma. Cuándo te preguntas ¿a dónde fue el sol del Domingo que brillaba para siempre? Entiendes que el brillo no lo modificas en instagram; Mirar al sol sin entornar los ojos es imposible, como conquistar el alma de quién no desea tu voz; como llegar antes de partir. Ese poema olvidado en el cajón, polvoriento y que nunca fue leído, es testigo, en sus letras desgarradas de dolor, de tu pasado ya pisado; de una de tantas noches de letargo ensimismado. Cuando el miedo brilla en tus ojos se nota; no derrochas alegrías ni contagias tu amor, mas bien encaminas tus pasos hacia la impaciencia de no esperarte hacer lo que fantaseas hacer y no haces por creer terminar perdiendo, antes de haber comenzado. En un segundo tu cabeza dubitativa te permite derrochar la tinta sobre un papel y vuelves a escribir; con otro ánimo, con otro deseo. Se enciende la luz del velador como fogata y mi lápiz canta para avivar las llamas. El calor lo producen los sentimientos encontrados, la música suena de fondo y mi catarsis está completa. Termino mirando el cielo por mi ventana, creyéndome constelación y sabiendo no necesitar de ninguna estrella. La oscuridad es solo falta de luz. El odio es solo falta de sentido común. No desconozco el odio, sería hipócrita si dijera que nunca odié, sin embargo es una palabra que no uso; no se borró de mi diccionario ni me olvidé de su significado, todo lo contrario, entendí cuan hondo y maligno puede ser el sentimiento descrito por la palabra “odio” que dejé de pensarlo, practicarlo y sentirlo. Bien por quién ama sin explicar. Escribiendo sobre amor, estaría toda la vida. Es que la vida es amor. O el amor es lo que da vida, no lo sé bien."

sábado, 9 de mayo de 2015

Remembranzas.




Escribiendo me perdí en un mar de palabras; con mi tinta desangrada y mi birome rota procuré decir lo que me retorcía de dolor. Dos veces se desgarró mi alma con un puñal de acero, una más se congelo mi corazón por confiarme a ciegas. No sentí el huir de los pájaros al acechar el aguacero, de un amor que mató primero y huyó al galope hacia las ruinas. Del padecer de aquel verano, certero en flecharme a matar, que dejó remembranzas que se quiebran en un guiño del tiempo recuerdo opacamente tu silueta, yo sin vida en ti y tu completamente aún dentro de mí. Verdadera sutileza la mía, verdadera rareza la tuya; cuento de terror en el cine de mi living, que fue testigo de abrazos componedores de quiebres de ánimo y hoy es un sombrío lugarejo perdido en una casa de miedos. Siempre fiel a mi suerte, esa que salgo a buscar cada día y no encuentro, tendí la cama esperando tu regreso; piadosamente decían que logre quitar de mí tus fantasías, ya más sin ti; eso debería haber sido así. En el tren dónde concursábamos a besarnos más fuerte, hoy con sus vagones vacíos y malgastados, me encuentro atado a sus vías esperando su pasar. El consuelo no vendrá de la mano de otra, solo yo sé que en mi estará aceptar que tus ojos perdidos en el tiempo están y tus labios tibios jamás volveré a besar.