lunes, 21 de agosto de 2017

El arbol



No se cae quien no trepa. ¡Que aburrido sería el no hacerlo! Cuanto más subas más tupido será el árbol y si caes no llegarás al suelo, sólo te atascaras entre sus ramas y te rasparas un poco. Subiras tan alto que verás tus problemas debajo de ti. Con sus frutos frescos te alimentará y cuidará de la lluvia. No hay leñador que pueda con el, resistirá contigo y afianzara sus raíces al suelo mientras, tu en lo alto, tendrás sólo como meta Seguir subiendo, escalando, sintiendo al respirar el aire más puro. La vista desde allí será increible y tus ojos se deleitaran con los valles y lagos cercanos. Y el pico del árbol será tan alto como tu quieras que sea. Podrás detenerte y caerte cuantas veces quieras, sin desalentarte si no que tan sólo enamorandote del recorrido que, aunque enpinado, será el correcto. O no. Pero será tu elección. Es cuestión de aprendizaje no pisar ramas débiles y de valentía no renunciar, porque no sabes si el pico, tu pico, estará cerca y abandonando quizá cueste el doble volver a llegar. Aunque las hojas de tu refugio caigan en otoño, no marchita nunca un corazón fuerte. Uno que extiende su mano para levantar al que viene en la lucha tal cual lo haces tu. La grandeza del hombre está en el humanismo de querer el bien ajeno tanto como el propio. Reiras provocando un eco que se hará escuchar a cientos de árboles a la redonda, contagiando tus energías y valentonando el camino de tantos que te escucharán.
Cree en ti. Lucha por tus metas. Disfruta todo lo que puedas. Y ama con todas tus fuerzas. Esa combinación no fallara y subiras a fuerza de voluntad y constancia cada día un poco más.
El éxito es tu paz.

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