miércoles, 11 de octubre de 2017

El pibito del grande

No hay texto alternativo automático disponible.
Siento que vuelvo
a las equinas apreciadas
a jugar al fulbo’.
Con la pelota deshilachada
y rebotandola contra la pared
respiro esa infancia
inocente, emocionalmente libre
sin apuros ni preocupación,
con esa paz de niño
crecido en potrero de barro
alimentado de mimos.
En la lejanía del tiempo
renazco con ese recuerdo,
afilando lo desgastado
desocupando un tiempo
para conmemorar
que el niño crecido está ahí
empeñado en que lo deje salir a jugar
enquilombando la rutina
de la manera más pura
exiliado así el problema,
anti estructural
práctico y rico en felicida’.
Regresando al tablón
con el asado del Domingo
positivamente oportuno
con una dosis de frescura
que me hizo temblar emocionado
al sentir volver a estar
en ese país de fantasías
alocadamente regenerativo
inmensamente sano
de un cuento que no termina
mientras no lo dejé de contar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario