lunes, 25 de septiembre de 2017

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El abuelo, ese que cobra la jubilación mínima, abre su heladera y se pregunta que carajo es una tablet.
El señor, ese que se moviliza en todo lugar en silla de ruedas, no sabe como pagará la luz sin poder trabajar al no estar en igualdad de condiciónes.
El joven, ese que tenía buenas notas en la escuela, se resigna a seguir estudiando por tener que ayudar a sus padres a traer el pan a la mesa.
El niño, ese que nació en un hogar humilde, aún no entiende el sacrificio de su familia para poder vestirlo y alimentarlo ante la escasez de un trabajo bien remunerado.
El bebé, ese que llora y el vecino se pregunta que le estarán haciendo, levanto fiebre de tanto frío y el hospital del lugar está colapsado y los remedios inaccesibles.
El hombre, ese que tiene los medios para poder cambiar la realidad de muchos, se llena la boca de promesas con su billetera llena sin concretar una idea, dejando al pueblo desamparado por ser un inoperante con poder, mientras los aumentos cierran desde fabricas a Kioscos, causan despidos y generan impotencia.

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