lunes, 25 de septiembre de 2017

El que ve y no hace nada es cómplice de la miseria.

Me miró en el suelo muerto de frío y exclamó "pobre tipo" mientras continuaba su marcha.
Le pedí una limosna y esquivó mi ropa sucia reclamando que vaya a laburar.
Le puse onda al subte con mi guitarra mientras observaban mis rastas juzgando y a su vez en el siguiente vagón le devolvían las estampitas de la Virgen al nene que tenía hambre afirmando que sus padres lo usaban para dar lástima.
La señora del segundo piso gritaban que la ayuden mientras era maltratada por su esposo y en todo el edificio subían el volumen de la música.
La alarma sonó toda la noche y los vecinos quedaron indignados por el robo al levantarse por la mañana.
El auto no paro al verme haciendo dedo preocupado por su seguridad, cuando yo ya estaba muy cansado para caminar.
El gordito del aula de 2do grado lloraba de tanto soportar que lo humillen y la maestra lo apartaba del grupo sin decirles nada al resto.
Y así mil historias más a diario.
Respeto y generosidad por favor.
Que no se pierda el humanismo y la mutua colaboración.
Todos juntos es mejor.

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