Consumimos
un espacio,
Donde no
existen dos gotas iguales,
Y el
razonamiento dispar vaga,
Entre lo
lógico y lo que sucede
mientras el deseo
corrompiendo va,
buscando una
motivación,
quebrando
esquemas,
repitiendo
patrones,
corriendo al
destino,
creyendo
saber,
sabiendo no
saberlo,
improvisando
al tiempo,
resucitando
en esperanzas,
de
pertenecer, de pertenencia
en una queja
sin respuesta
esperando
una aprobación,
queriendo resolución
instantánea,
una efímera sensación
de placer,
un brote de
alegría,
en una búsqueda
que no encuentra
dar sentido
a un camino,
eligiendo con
desgracia,
en llantos
que ansían ser risas
de un lugar
donde se escuchen
para
pacificar al monstruo
en un cielo
infernal pensado,
un abrigo al
corazón,
cuando el
mimo del otro
te levanta la
mirada
y el reflejo
de ti en otros ojos
denotan una expectativa
que no hará florecer,
distante de
una realidad
lejos de un
cuento,
adorando el
tesoro,
teniéndolo
en frente
partiéndose en
dos
explicando
que anhela
para entender
que no hizo
fingiendo en
un cuadro
empobrecido sin
tinta
opinando
elocuentemente
que la vida
es tragedia
que la
tragedia lo persigue
bajando la
mirada
ofuscado en
una falta de fe
inquieto y
temeroso
lamentándose
de decir
forzándose a
callar
ninguneando
sus logros
manifestando
que no,
titubeando
un si,
borrando su
pasión,
en una
imitación hueca
de alguien
que no es
posponiendo
la lucha
al mañana
que es tarde
penoso
costumbrista
atado en sus
cordones
pateando
ocurrencias
opacándose insatisfecho
consigo
incómodo y
quieto
afianzando
nuevamente
sus pies en
el aire
volado y
carenciado
particularmente
enojado
por nada y
por todo
asegurando
con vehemencia
que lucha
para ser imbatible
cuando hasta
el oro se funde
y conmovido
hasta la locura
en un acto
sublime de valentía
relevando lo
que fue,
espera la próxima
tragedia
de una vida
que en pena
no contará reliquias,
porque ya
quiere contar historias.
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