domingo, 11 de diciembre de 2016

Mirando el cielo.

"Creo que si miráramos siempre al cielo, acabaríamos por tener alas."

Miré al cielo,
vi la forma de las nubes mientras se movían,
escuchando el chillido de los grillos que trae el verano,
respirando el olor del pasto mojado luego de una copiosa llovizna,
pensando en todas las veces que prometí bajar la luna,
pero la luna siguió ahí, inalcanzable.
Pocas estrellas se dejaban ver,
pero su brillo intenso se reflejaba en mis pupilas,
y buscando tomar nota de mi momento de paz,
retraté todo en una foto hacia arriba,
sin entender que lo que veía solo se podía guardar en mi memoria,
y que no había forma de demostrarlo en Instagram.
A paso lento caminé alejándome de ese instante,
y la llovizna retorno alcanzándome en mi andar,
mientras las calles desoladas del pueblo miraban atentas.
A cada paso que daba hallaba momentos,
sensaciones, memorias de mis huellas,
mientras cada tanto las nubes dejaban a la luna iluminar mi paso,
siendo esta el faro de mi recorrido solitario.
Una vez que crucé la puerta de mi casa,
escondiéndome del cielo bajo el techo,
terminó mi noche y prontamente comenzaría un nuevo amanecer,
que determinará el comienzo del día posterior a esta noche,
en la cual mirando al cielo despertó mi paz interior,
en la que fijé mis ojos en la lejanía de la obscuridad ,
pero que rápidamente olvidaría en el ajetreo de la rutina,
hasta volver a mirar para arriba y encontrar que el cielo seguirá igual,
y que cada noche me espera para relajar y devolverme ese estado de tranquilidad.

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