miércoles, 7 de diciembre de 2016

El lector busca el final antes de empezar.

"La paciencia es la fortaleza del débil y la impaciencia, la debilidad del fuerte"

















Prudente quién espera,
sensato quién sale a buscar,
el tiempo ya no corre, ¡Vuela!

Rápidos recorridos,
intranquilos amaneceres,
no caminamos pero anhelamos llegar.

La flor marchita de otoño,
que renacerá en primavera,
será la única en completar su ciclo.

Muchedumbre bulliciosa,
calles desbordadas,
el semáforo en rojo no nos ha de parar.

En el ajetreo de la vida
idealizamos todo,
más no conseguimos la paz.

Riendo el reloj no apresura sus manecillas, 
observa nuestra impaciencia, 
y a la mitad de este escrito, el lector ya busca el final.

El mañana,
la nueva adquisición
a nuestra mente carcome.

Esperar ya no es una opción,
derrochamos tiempo en vano
y no satisfacemos a nuestra alma.

Queremos que ya sea el momento
del próximo plan perfecto,
desatentos al pan del día.

Las ideas se marchan,
con el viento que trajo la cercanía del mar,
oscurece temprano, seguimos sin aceptar.

Volveremos a la calle,
ciclotímicos frente al espejo,
que no refleja la opacidad.

Seguiremos el sendero,
de nuestra innata búsqueda de felicidad,
en un sin sabor de rutinas eclipsadas por ayer.

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