martes, 7 de abril de 2015

Un mal camino.



En tiempos pasados te supe ver,
te supe conocer y entender.
Hoy desconozco como has de proceder,
si en tu pelo la lluvia golpea y tu sin paraguas,
tu rostro de roca se agrietó y tus ojos se marchitaron.
Tu boca no huele a rosas y tus manos son espinas que lastiman.
Eres lo que temías ser aquellos días en los que vagabundeábamos,
dónde no importaba el reloj ni la suerte.
Con tu nueva lengua de serpiente dejaste de ser la admiración,
para ser la imitación de un mal hablado personaje sombrío y maleducado.
¿Cuándo pasó el tren que robó tu hermosura? 
¿En dónde están las verdades que pasaron de moda?
Si ayer te descubrí fiel a tu sana locura,
¿cómo hoy perdiste la calma y provechosa del mundo rompiste el espejo?
Erase una vez tu y yo rectificando diferencias sabiamente,
y al día siguiente, estallando en carcajadas por lo acontecido.
Tu sonrisa se volvió de una caricia al alma en una incipiente muestra de sarcasmo hiriente...
No hablas mas de amor, se esfumó de tu vocablo,
no hablas mas de Dios, se marchó ya tu alma
partió hacia dónde no la puedes recuperar con un abrazo.
¿De que color son tus ojos cuando miras el sol?
Repentino siniestro que cambió tu mirada,
si nada me sirve de consuelo y nada cambia,
volveré hacia ti aunque ya no lo valgas, 
para reconciliar tus sueños en tus puños,
y que las frágiles burbujas de jabón se sumerjan en tu consciencia.
Deseo probarte las alas, que vueles por encima del cielo
que la fantasía de hoy sea el intento, ante cualquier contraindicación prescrita, de volver a tu hogar como lo hacen los niños en los cuentos.

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