viernes, 13 de marzo de 2015

En el camino del amor.


  Ya no me sirve recordarme así, desvalorizado en cuerpo y alma, pretendo olvidar. Preferí levantar cabeza como me enseñó papá cuando era un niño inocente, en ese tiempo que tenía el cabello rubio color oro y mis preocupaciones eran hacer los deberes y mirar Dragon Ball. Tener fe como mi abuela, vaya mujer tan misericordiosa y vivaz convertía su comedor en un restaurante de primera línea cada vez que la visitaba, y lo sigo haciendo porque amor por ella me sobra. Incluso a plantearme las cosas como mi madre, que mira desde todas las perspectivas los problemas y así analiza causa y planea solución. Enmendé todo lo que de pequeños nos separaba con mi hermana, en esas épocas donde quién iba en el asiento de adelante del auto o elegía el canal de tv para ver en el almuerzo eran discusiones diarias, y así nos unimos de tal forma que creamos una barrera ante el dolor con un simple abrazo.
  Donde trabajo veo de cerca la muerte. Veo quién la está luchando para seguir en tierra y veo a quienes ya se fueron y así a las familias compungidas por ello. No es grato. Aprendí a ver interiormente a las personas y entender cuando he de callar y cuando ofrecerme y asimismo a verme a mi mas espiritualmente; me llenó el alma. Soy de sentimientos puros y múltiples, donde el amor brilla más que el sol. Tuve que aprender que para amar, debía amarme primeramente y así sucedió.. el tiempo pasó y al final todo fue para mejor. Pero no afirmo que el tiempo todo lo cura, este no se detiene y quién debe moverse a su compás es uno. Creando y creciendo. El tiempo perdido nunca es tal, de oportunidades y de experiencias (buenas y malas) que dejaron huella me rebozó.
  Las noches solitarias son difíciles, pero ya no preocupan pues como dije de nada sirve recordar eso.
Creer, da fe
La fe, da esperanza
La esperanza, una meta
La meta, un motivo
El motivo, una sonrisa
La sonrisa, da vida
Y la vida es amor.
Salud.

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