“Lo siento” – le dijo con pena.
“No puedo, aunque quisiera que no sea así” – agregó,
absolutamente convencida.
Y concluyo diciendo con una notoria desesperación – “¡Solo quiero
que tengas paz!”
Dio media vuelta y se marchó, como escapándole a la situación,
nerviosa y con un nudo en la garganta por no poder expresar todo lo que había
estado pensando por tanto tiempo.
“Es buena persona, no creo que merezca esto. Soy menos de lo
que debería tener. No le llego a los talones, ¡no se qué vio en mi!” – pensaba mientras
paseaba por oscuras calles al azar, sin rumbo fijo, solo continuó caminando y
encendiendo un cigarro tras otro.
Luego de vagar por varias calles de su punto de partida se
frenó en seco. En la siguiente esquina estaba el esperándola, “seguramente me
siguió” – pensó – “¡No quiere entender que no puedo ni conmigo misma!”. El
verlo a lo lejos la sensibilizo aún más por lo que por sus mejillas comenzaron
a deslizarse unas lágrimas, mezcla de bronca y tristeza. No quería volver a
hablarle en este momento, por lo que retrocedió para marcharse por la calle
contigua. Sin embargo el muchacho entro a correr. No había caso de que
apurara su marcha, por lo tanto se dejó alcanzar. Su lloriqueo ya era un llanto
desconsolado, se sentó en el cordón de la vereda esperando a que el joven llegue
a donde ella había decidido frenar.
El chico se hinco, agitado por correr tras ella. Mientras
recuperaba el aire comenzó a hablarle.
“No tienes por qué sentirlo.
Si quieres que no sea así, cámbialo.
Y mi paz está contigo” – fue lo que le dijo sonriéndole,
como si la conversación de minutos atrás nunca se hubiera interrumpido.
Ella se puso de pie y, con una cara que demostraba su pésimo
estado emocional del momento, lo abrazó fuertemente.
“La vida está llena de vaivenes, hoy es por ti como lo fue
por mi tiempo atrás. ¿O no lo recuerdas? Yo estaba mucho peor que tu ahora y
sin embargo no te alejaste ni un instante de mi, logrando que mi día a día
mejorara tremendamente en poco tiempo. Yo te elijo y eso debería ser suficiente
para ti si es que me amas. No esperes que me vaya de tu vida solo porque tu te
encuentras alterada, deprimida y loca por motivos que son más que entendibles”.
– le dijo el chico – Aunque de todas maneras cuando te conocí ya estabas loca
de atar.” – Concluyo bromeando.
Hay tiempos para
todo.
Hay momentos en la vida de toda persona donde demostrará sus
debilidades. No se puede ser fuerte como el acero en todo momento. Aceptemos ayuda. Hay hechos
que nos movilizan la cabeza, el cuerpo y el alma. Hay blanco, hay negro y
también grises. Hay risas pero inevitablemente también habrá llantos. Ratos,
etapas, horas, días, ciclotimia o estabilidad. Pero siempre el sol sale para quién
lucha por que así sea. La persona que desea lo mejor para sus seres queridos
debe saber que lo que ellos quieren es que uno esté bien. Aprender a querernos,
a cuidarnos, a valorarnos y a demostrar fortaleza, respetando y haciéndonos respetar.
Ser feliz es cuestión de proponérnoslo. Accionar el universo que nos
rodea positivamente, sin esperar que el mundo venga a uno sino que yendo a
buscarlo.
Como siempre digo “Ama al mundo y este te devolverá una sonrisa” y “la
vida es amor o el amor da vida, no lo se.”